Los últimos acontecimientos en la valla de Melilla han sido terribles. Cientos de subsaharianos organizados en tromba para entrar en España por la fuerza y armados. Más de un centenar consiguieron entrar. Otros muchos, por desgracia, murieron en el intento. Y me duele en el alma las imágenes que nos han mostrado de esos hombres perdiendo lo único que les quedaba, la vida. Expulsando su último aliento como animales. Es duro, muy duro. Pero confieso que la pena por ellos no me quita el miedo por mí.

Porque los que saltan la valla, no son familias, no son niños, ni mujeres, ni ancianos. Son hombres fornidos y armados en edad militar. Son fuertes, porque son los supervivientes de los supervivientes, y están entrenados y organizados. Lo que vimos el otro día no es saltar la valla, es asaltar un país. Vienen de un mundo distinto. Impregnados de buenísimo, solemos decir que buscan una vida mejor. ¿Buscan una vida mejor? Qui lo sa.

Y quiero dejar claro que ni el color de la piel, ni la raza, ni la religión, te hacen peor o mejor persona. Son tus principios, tu empatía, el querer cumplir las reglas, tu sentido del respeto a las leyes establecidas y a los demás es lo que marcan tu bondad y tu honorabilidad.

De esa avalancha de personas que entran por tierra o por mar en España, hay quienes quieren prosperar, quieren participar, integrarse en una nueva comunidad diferente a la de su origen y formar parte de ella. Vienen buscando prosperar, no parasitar.

Pero no todos vienen con ese espíritu de concordia, ojalá. Es lo que tiene cuando las personas entran a borbotones, sin control. Por desgracia, otros vienen con las manos vacías, pero con el corazón lleno de resentimiento hacia occidente. Son los que vienen a asaltar este mundo que han conocido en pantalla digital y al que miran con rabia y resentimiento como si les debiera algo. Ellos sabrán porqué, pero estas personas no vienen a integrarse, vienen a desintegrar. ¿Saben que ocurre con las especies invasoras? Que devastan ecosistemas, acaban con las especies nativas y causan pérdidas cuantiosas a la economía. Pues cuando vienes a desintegrar ocurren cosas parecidas.

España, por desgracia, no está pasando su mejor momento. Los españoles nos estamos volviendo más pobres que nunca, nos asfixiamos y la cosa va a peor. Estamos en periodo de vacas famélicas. Dicen que viene la gran recesión y no está ni va a estar el horno para bollos. Hoy no estamos para ayudar, hoy estamos para que nos ayuden.

Hay que recortar gasto, no nos queda otra. No es que no queramos, es que no podemos. No podemos permitirnos el lujo de subvencionar y subvencionar a los de fuera mientras los de dentro ven como su vida se desintegra y el estado les dice que no hay, que no puede bajar impuestos y blablablá. ¿Podemos ayudar a los demás sin antes estar bien nosotros mismos?

Pero siguen entrando personas irregularmente y seguimos asumiéndolos sin tomar medidas que frenen el “efecto llamada a gritos” de ahora. No critico tanto el hecho de querer ayudar como el descontrol de las ayudas. Es esa sensación que tiene el ciudadano de que muchos sólo vienen a chupar del bote, a vivir a la sopa boba con la complacencia del Estado.

Pisos con cientos de empadronados (para recibir una paga), pero no pasa nada. Extranjeros que reciben ayuda del estado español pero que no viven aquí (vienen, hacen gestiones para seguir cobrando y se van) otros cobrando barbaridades con documentos falsos. Recuerden aquel que cobró un millón ¿creen que es el único?

Y mientras eso sucede, está esa obsesión de los que nos gobiernan por intentar ocultar las fechorías de determinados inmigrantes. Como si no quisieran que nos enterásemos para no tener motivos y que pueda seguir todo igual. Los asaltos, las violaciones, los robos y la okupación han aumentado. Las cifras hablan por sí solas, pero mucho cuidado con alejarte del buenísimo y atreverte a señalar. Entonces te dicen que eres racista y fascista. Y no, la cosa no va por ahí. No creo que la mayoría de españoles que defiende más contundencia con esa inmigración masiva e irregular, vean en esos extranjeros enemigos o seres inferiores. Lo que ven son competidores con los mismos derechos, pero no con las mismas obligaciones. Ven a personas que al no tener nada que perder, pueden delinquir y delinquir sin que les pase casi nada. Y aquí siguen en el país, de competidores, mordiendo de nuestro pastel.

Dicen que la sociedad está polarizada. Lo que la sociedad está es extenuada. Ya no puede más y ver como ofrecemos todas las facilidades a persona que entran sin saber ni quienes son, ni qué buscan… sin un plan, sin trabajo, a chupar de la teta a cambio de nada tiene su cosa. Los españoles ya no podemos ser buenos sin sentirnos extremadamente tontos. Que no, que no, que no. Que esto no puede ser la tierra prometida.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí